martes, 30 de noviembre de 2010

TRIPODE DEL MOVIMIENTO JUAN XXIII


EL TRÍPODE FUNDAMENTAL DEL MOVIMIENTO JUAN XXIII
El Movimiento JUAN XXIII se apoya en un trípode que se considera básico y fundamental. Estos tres elementos son característicos y propios de este Movimiento y se enuncian así: AMOR, ENTREGA Y SACRIFICIO. Presentaré a continuación un esbozo de su contenido y los significados para el Movimiento.
AMOR
El mandamiento nuevo del Señor es: “Amanse unos a otros, como Yo les he Amado” (Cfr. Jo. 13,35; 15,12). A renglón seguido el mismo Señor señalo: “El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos” (Jo. 15,13). Jesús nos amó y dio la vida por nosotros. El amor tiene que ser la clave fundamental del “retirista”. No se trata de un amor platónico. No se enfatiza cualquier forma de amor. Se trata de un amor que es “donación”.
Al explicar esta forma de “amor” se debe tomar en consideración que se trata del amor que refleja la parábola del buen pastor. “El buen pastor da la vida por la ovejas” (Jo. 10,11) “El buen pastor ama a las ovejas” (Jo. 10,17). “El buen pastor deja las noventa y nueve en el redil y va en busca de la oveja perdida…cuando la encuentra, la carga sobre hombros y la trae a redil…El buen pastor sana, cura, alimenta a las ovejas…”
El buen pastor no pregunta por qué se fue; no cuestiona, ni reprocha a la oveja por la herida recibida fuera del rebaño, ni castiga ni reprime a la oveja débil, ni a la enferma…¡No! se alegra porque la encuentra y la trae, cargada en sus hombros, con alegría al redil…El buen pastor va en busca de esa oveja perdida, alejada, herida o débil.
El amor tiene que ser total y desinteresado. No cuestiona, ni pregunta. “Ama y haz lo que quieras”, dice San Agustín. San JUAN dice que Jesús nos amó hasta la locura; hasta el extremo. San Pablo amó tanto que dijo: “No soy yo, es Cristo quien vive en mi”.
El retirista tiene que amar sin medidas. Debe buscar e imitar el amor de Jesús. El amor por la oveja perdida, alejada y enferma no se limita hacia las personas que están alejadas para traerlas en un retiro. El amor se extiende y con más fuerza aún para ayudar a aquel hermano que tuvo la experiencia de vivir un Retiro JUAN XXIII y luego, por el motivo que fuere, abandona el camino y regresa a sus andadas. El amor del retirista se manifestara en el servicio, ayuda, apoyo, y desvelo por esa oveja que otra vez se ha alejado del redil. No se le cuestiona por qué lo ha hecho. El amor le impide hacer un juicio. El amor le impulsa a buscarlo, ayudarlo a regresar. El amor servirá para ayudar a su hermano a superar las dificultades que hayan surgido en el caminar.
ENTREGA
El amor de Jesús fue una donación , una entrega total por nosotros los hombre. El retirista tiene que amar hasta llegar a esa entrega, a hacer una donación de si mismo, primero a Dios y luego a los demás. La vida tiene sentido cuando se vive en , por y para alguien. Cuando en la vida buscamos los intereses propios o nos buscamos a nosotros mismos, reina el orgullo, la vanidad, el egoísmo. Esa vida queda vacía y se sufren múltiples frustraciones que causan vaciedad, desilusión y malestar. El retirista sufre el proceso de conversión y pasa de una vida sin horizonte y sin sentido a una vida en donde la meta, la búsqueda y la atención se ha de enfocar en Dios, en el otro, en el hermano.
El retirista procurará vivir entregado primero a Dios. Llevará el crucifijo colgado sobre el pecho pero como símbolo y señal de la presencia del Cristo Resucitado que llevará en su corazón. Entrega que hará todos los días al levantarse en la mañana, antes de salir de su casa; entrega que hará al iniciar sus tareas o trabajos de cada día; entrega que hará al concluir sus labores, antes de acostarse. Esa entrega se hará varias veces en el día para que viva la presencia actuante de Dios en su vida.
Entrega que hará al Movimiento JUAN XXIII. Si en un retiro recibió la paz, el perdón, el amor y la gracia de Dios, en su vida procurará ser fiel a los postulados del Movimiento y vivir cuanto sea posible la entrega para que otros puedan encontrarse con Dios y seguir un nuevo camino.
Entrega a la Iglesia a quien descubrirá como una madre amorosa y cariñosa. Será fiel, dócil y cooperador con la Iglesia y estará siempre disponible a servir aunque signifique un gran sacrificio.
Entrega a los hermanos. Procurará ver en los hombres a unos hermanos a quienes deberá amar con entrega y dispuesto a servirles sin escatimar el sacrificio que suponga. Si en su retiro otros se estregaron a servir para que el viviera bien, ahora deberá responder con alegría, entusiasmo y gran sentido de generosidad.
SACRIFICIO
Ni un vaso de agua, dado en mi nombre quedará sin recompense, ha dicho el Señor. El premio y la vida eterna se entregarán a quienes se han sacrificado. “Por qué tuve hambre y me dieron de comer; porque tuve sed y me dieron de beber; porque estuve enfermo, preso en la cárcel y me fueron a ver… Preguntarán y ¿cuándo te dimos de comer o beber?... ¿cuándo te vimos enfermo, preso en la cárcel y te fuimos a ver? Cuando con uno de estos míos más pequeños lo hicieron… conmigo lo hicieron… dice Jesucristo (Cfr. Mt. 25,35-46) Dar de comer, dar de beber, visitar a los enfermos, a los presos, es un sacrificio… La vida supone sacrificio…Todo cuesta. El dinero no compra ni la salud, ni la vida, ni el amor, ni la felicidad…Cuidar bien la salud, conservar la vida, vivir el amor y la misma felicidad verdadera supone sacrificio.
Los sacrificios que se hacen ante, durante y por un retiro…los previstos son básicos, necesarios y la fuente principal de la conversión. No se hacen para que sean vistos; ni se hacen por ostentación, ni para aplacar a Dios. Se hacen por amor. Esos sacrificios son una oración de intercesión. Nosotros hemos sido redimidos por Cristo. Hemos sido comprados ni con plata, ni con oro…nosotros fuimos redimidos por la muerte y sangre de Nuestro Señor Jesucristo derramada en el árbol de la cruz. Con gritos, lágrimas, dolores y sufrimientos nos ha redimido el Señor Jesús.
El mundo actual es enemigo de la cruz, del sacrificio, del dolor y de la mortificación. Por eso la gente anda desorientada, por malos caminos y vive de espaldas a Dios. El que quiere ser mi discípulo, dice Jesús, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y que me siga (Mt. 16, 24-25). En tres ocasiones hablo Jesucristo de su Resurrección, pero en las tres ocasiones hizo alusión directa a la cruz y al sacrificio: “seré entregado, crucificado y al tercer día resucitaré…” Las tres veces habló de la cruz, del sacrificio y de la resurrección. (Lc. 9, 43; Mt. 17, 22; Mc. 9,31) Nosotros no llegaremos a la resurrección si antes no pasamos por la cruz y la muerte. El sacrificio es el camino de la cruz. Sin sacrificio no llegaremos a la resurrección.
CON CRISTO TODO SIN CRISTO NADA

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